La periodoncia se encarga de detectar y tratar las patologías que afectan a los tejidos de soporte del diente (encías, ligamento periodontal y el hueso alveolar). Las enfermedades periodontales son el conjunto de enfermedades que afectan a estos tejidos que rodean y sujetan a los dientes naturales y a los implantes dentales. Dependiendo de su grado de afectación, reciben el nombre de gingivitis o periodontitis.
La periodontitis, denominada comúnmente piorrea, es una enfermedad crónica e irreversible que consiste en una inflamación e infección de los ligamentos y huesos que sirven de soporte a los dientes que si no es tratada a tiempo puede llegar incluso a la pérdida total del diente.
Si usted acudió tarde a tratamiento o si su periodontitis no se ha podido controlar adecuadamente, es posible que haya perdido total o parcialmente sus dientes como consecuencia de la misma. En este caso es conveniente que reponga los dientes perdidos ya que las pérdidas dentarias no repuestas pueden favorecer la evolución de la periodontitis y disminuir la eficacia del tratamiento.
La encía forma parte del sistema de soporte del diente a los maxilares. Si la encía está sana, los dientes están firmemente sujetos, lo que garantiza que cumplan con su función masticatoria. La causa más frecuente que da lugar a que la encía enferme son las bacterias que al depositarse sobre los dientes y el surco gingival constituyen la placa bacteriana produciendo si no es correctamente eliminada gingivitis, que si no es correctamente tratada evolucionará a periodontitis.
«Es recomendable que pacientes tratados periodontalmente, una vez curados se sometan a un tratamiento de ortodoncia para corregir su maloclusión, ya que mejorará con ello su pronóstico a largo plazo además del beneficio estético consecuente.»
La ausencia de tratamiento conduce a la pérdida de los dientes en un período variable de tiempo. El edentulismo es un problema sanitario de primer orden ya que produce grandes secuelas funcionales, estéticas y psicológicas en las personas que lo padecen.
Los síntomas de las enfermedades periodontales (gingivitis y periodontitis) son el sangrado espontáneo o con el cepillado, la aparición de pus en la encía, mal sabor o mal olor de boca, enrojecimiento, retracción de encias, cambio de posición de los dientes, sensibilidad térmica, dolor e incluso movilidad.
La mejor forma de prevenir la periodontitis es mantener una correcta higiene oral, pero en personas predispuestas, a pesar de la correcta higiene oral tiende a producirse la enfermedad. Por lo tanto, la higiene oral es un importante pilar de prevención de la periodontitis pero no el único, y se debe acompañar de revisiones periódicas al dentista para que diagnostique precozmente el problema en caso de presentarse y realice el tratamiento oportuno.
El objetivo del tratamiento es eliminar las bacterias productoras de la enfermedad y los factores que le hacen más susceptible y corregir ciertas alteraciones dentarias como las malposiciones.
Es suficiente con una mejora de la higiene oral y profilaxis periodontal.
Las fases básica y quirúrgica son muy eficaces para controlar las bacterias y lograr la salud periodontal, pero aquellas tienden a recolonizar la bolsa periodontal desde otros reservorios bucales y si no se actúa de forma adecuada la enfermedad tiende a reaparecer tras algunos meses. La frecuencia de mantenimiento se define para cada caso particular pero suele oscilar entre una visita cada 3 a 6 meses dependiendo de cada caso.